Pigmalión, soberano de Chipre, era un gran estadista, consagrado al bien de su pueblo y a esculpir bellas obras de arte. Noche tras noche permanecía en su taller, esculpiendo maravillosas estatuas; tan perfectas eran estas obras, que quien las veía declaraba que sólo les faltaba respirar.
Un día, Pigmalión empezó a dar forma a una figura extraordinariamente hermosa: la estatua de mármol de una doncella.
Mientras trabajaba, los labios parecían entreabrirse, los ojos centellear, y moverse los dedos exquisitamente torneados. Tan cautivado quedó Pigmalión por su propia obra, que la cubrió de flores y joyas, y la vistió con ropas finísimas. Por último puso nombre a la estatua: la llamó Galatea.
Todos los días, al caer la tarde, realizaba pequeños retoques en ella, de modo que la estatua iba aumentando en belleza....a tal extremo llegó su obsesión, que finalmente, el escultor comprendió que se había enamorado perdidamente de Galatea.
Poco tiempo después, los habitantes de Chipre se reunieron para asistir a un gran festival celebrado en honor a Venus. Pigmalión acudió también al templo de la diosa y allí le dirigió esta extraña súplica:
-¡Oh diosa magnífica y bondadosa, que otorgas la vida y el amor....derrama estos dones sobre mi estatua!.
¡Da la vida a Galatea!.
Aquella noche, de regreso a su palacio, el rey corrió presuroso a encerrarse en su taller. Con el corazón palpitándole de emoción, se sentó a contemplar su estatua, esperaba ver algún signo del favor que de Venus había solicitado.
No fue larga la espera, pues al cabo de unos instantes, observó que un delicado rubor teñía las mejillas de Galatea, sus ojos parpadeaban, y su túnica se movía imperceptiblemente....poco a poco empezó a respirar, y con el rostro iluminado por una radiante sonrisa, la doncella bajó del pedestal y, acercándose a él, le tendió graciosamente la mano.
Pigmalión la besó tiernamente y la recibió como a su esposa.
- ¡Galatea había cobrado vida!.
En agradecimiento por el maravilloso don de Venus, Pigmalión la invitó a sus bodas con Galatea y le ofreció numerosas ofrendas durante toda su vida.
En el ámbito de la psicología, el efecto Pigmalión o la profecía autocumplida, se refiere a cómo lo que los demás(jefe, profesores..) opinan de uno acaba cumpliéndose......si a un profesor le anotan antes de conocer a un alumno, que éste es muy inteligente y trabajador, el profesor le da un trato especial, de manera que lo motiva...y aunque en un principio no fuese ni inteligente ni trabajador, acaba siéndolo......se le conoce como efecto Pigmalión por el mito que he relatado......Pigmalión creyó que Venus podía dar vida a Galatea..y por ello se lo pidió. Lo terrible es que también hay un efecto Pigmalión negativo....es decir que podemos motivar a otro...y también desmotivarlo....podemos quitarle su autoestima, hacerle creer que no vale ...el terrible acoso laboral o mobbing, se basa en esto.
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