sábado, 24 de noviembre de 2012

Atalanta y las manzanas de oro

Vivía en Beocia una doncella rápida como el viento. era más veloz que las aves que cruzaban el firmamento y podía competir en la carrera con los corzos. Llamábase Atalanta, y no había hombre ni bestia que pudieran darle alcance.El premio que ofrecía a quien pudiera darle alcance era su mano...pero ¡pobre de aquel que saliera derrotado en el empeño!...el castigo de su osadía era la muerte.

Muchos de los pretendientes, espoleados por los encantos de la bella Atalanta, aceptaron el desafío; pero todos fueron cayendo, jadeantes y sin aliento, mientras la veloz Atalanta los dejaba atrás. Y todos pagaron con la muerte.

Pero un día, un noble y apuesto doncel llamado Hipómenes, descendiente de Neptuno, decidió desafiar también a la veloz Atalanta...pero, conocedor de los peligros de que estaba rodeada la empresa, acudió a Venus, la diosa del amor, en solicitud de ayuda.

Venus atendió su súplica y entregó al joven tres manzanas de oro tomadas de un árbol que crecía en el jardín de las Hespérides. Luego le proporcionó un plan, que debía seguir al pie de la letra, para vencer a Atalanta.
Millares de silenciosos espectadores se reunieron para presenciar la carrera.
Obedeciendo a una señal, Hipómenes y la doncella partieron raudos por el estadio; pero, el joven, consternado, pronto vio que Atalanta lo dejaba atrás fácilmente. Entonces arrojó ante ella una de las resplandecientes manzanas, que, brillando y centelleando al sol, llamó la atención de Atalanta. Aminorando su velocidad por un instante, se agachó para recogerla...en ese momento, Hipómenes, aprovechando la ventaja, pasó velozmente por su lado tomando la delantera en la carrera... pero tan rápida era la joven que no tardó en recuperar el terreno perdido y...en tomarle ventaja.

Arrojó entonces Hipómenes la segunda manzana y detúvose  nuevamente Atalanta, pero la joven reconquistaba su ventaja con celeridad.....

Ya cerca de la meta, Hipómenes arrojó la tercera manzana, cerca de la joven pero más lejos que las otras veces....Atalanta titubeó...pero se desvió un poco de su camino para recogerla....los segundos transcurridos fueron decisivos, Hipómenes consiguió llegar vencedor a la meta.

Atalanta reconoció la victoria del atrevido Hipómenes y le entregó su mano.

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