El más bello y sabio de los dioses nórdicos era Balder, hijo de Odín y dios del sol y la primavera. Era la bondad y la gracia en persona, y cuando andaba, irradiaba una luz pura y brillante. Pero muy pronto se vaticinó que moriría en temprana edad.
Para salvar a su amado hijo, Frigga su desconsolada madre, hizo prometer a todos los seres vivientes del cielo y de la tierra que no harían daño alguno a Balder.
Pero a pesar de su cuidado, se olvidó de pedírselo al muérdago, que colgaba fuera de su vista entre las hojas de roble.
Como Balder parecía poseer la invulnerabilidad, los demás dioses gustaban de practicar con él toda clase de juegos. Le arrojaban dardos, piedras y jabalinas, o lo atacaban con espada y cuchillo, pero él salía incólume de todas estas acometidas.
El astuto Loki, dios maligno y perverso, deseoso de herir al noble dios Balder, se puso a buscar en toda la tierra algo que pudiera vencerle. Tras indagar con diligencia encontró el muérdago, que había pasado por alto a Frigga.
Apresuróse a cortar una ramita; y buscó a Hoethr, el dios ciego, Loki lo indujo a que arrojase la ramita de muérdago a Balder, diciendo que se trataba de un juego.
Pero así que la ramita tocó a Balder, el bello dios cayó muerto.
Grande fue la ira de Odín cuando supo el fallecimiento del gentil Balder. Ordenó que prendieran y castigaran seriamente a Loki, pero este ya había huido. Mientras Odín lo buscaba afanosamente, Loki se ocultó en una choza del monte que tenía cuatro puertas, una a cada lado, por las cuales se podía ver a quien se aproximara a ella.
Unicamente salía de vez en cuando para buscar comida, atrapando peces en el río con una red especial que él mismo se había fabricado. Pero Odín no tardó en descubrir su escondrijo.
Loki trató de escapar convirtiéndose en salmón y saltando al río. Pero al zambullirse en el agua, Odín lo agarró por la cola y lo sacó de ella. Como resultado de la presión ejercida por los dedos de Odín, el salmón presenta una aleta caudal fina y aplastada.
Loki fue cargado de cadenas y sujeto a una roca. Entonces Odín suspendió sobre su cabeza una serpiente ponzoñosa que dejaba caer incesantemente gotas de veneno sobre el traicionero Loki.
Así recibió éste su merecido castigo por la cruel muerte que infligió a Balder.
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